Una de las primeras que me ha llamado la atención fue, sin dudarlo "Only God Forgives", con Ryan Gosling, Kristin Scott Thomas y Vithaya Pansringarm. El problema es que es una peli que seguramente llegará a los cines, así que pagar extra por verla en Sitges no me hace mucha gracia.
Otra que tiene buena pinta, es The Colony, con Laurence Fishburne y un argumento que, por lo que he visto del trailer, me recuerda un poco a "La cosa".
Sin embargo, para mi, el atractivo de un festival como Sitges es ver películas completamente marcianas, muy pasadas de vueltas, imposibles de ver en ningún lado. Aunque tengo preferencia por las películas orientales, una película del estilo de Primer no estaría nada mal; de hecho, en la sección Oficial Fantástico a Competición proyectan "Upstream Color", la segunda película de Shane Carruth.
Por ello, la única película que, hasta el momento, me incita a rascarme el bolsillo es "Why don't you play in hell?" y de la que, sin entender ni jota del trailer, me apasiona la mezcla de humor japonés y violencia desatada:
Sin embargo, como siempre, una de las cosas que más me fastidia es el enorme coste por película. El precio de las entradas para la mayor parte de las secciones son 9 eur (es decir, menos la sección Retrospectiva -películas que ya has visto- u Homenajes). Si de esos 9 eur descuentas el IVA (que subió el año pasado al 21%), el coste de la entrada es de 7.44 eur. Pero como, además del coste de la entrada hay que pagar 1 euro por "comisiones a Telentrada", el coste final para ver una película es de 10 eur. Es decir, uno de cada cuatro euros que pagas por ver la película son impuestos y comisiones. Con esos números calentitos todavía en la cabeza, una búsqueda rápida por internet (y como no puedo enlazar, no vaya a ser delito), ahí van un par de imágenes, que dicen que valen más de mil palabras:
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"Only God Forgives". Los subtítulos también están disponibles en los "tubos" de internet. |
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"The colony" disponible en diversas calidades. |
El incremento del IVA, el coste de la comisión de Telentradas y malas experiencias pasadas hacen que, a diferencia de hace unos años, cada año me plantee si vale la pena acudir al festival. El ambiente "zombie" de Sitges es fantástico -valga la redundancia-, pero a mi las pelis de zombies o terror en general no me dicen nada; a mi del festival Sitges me atraen, como he dicho, las pelis orientales, rarunas, por malas ("Volcano High", 2002) o extrañas ("Bright Future", en la sección Seven Chances, 2003) que resulten.
El año pasado, con "Robot & Franck", pese a que la película es excelente, la experiencia se alejó mucho del frikismo general de otros años, cuando todavía era económicamente lanzarse a la aventura y ver una peli sin saber de qué va, o plantarse en el festival sin planes y acabar viendo "The Hole", de Nick Hamm en la sesión de Clausura sentados detrás de los VIPs como Inés Sastre (que estaba allí por Vidocq) y otros...
Ahora, gracias a internet, es mucho más sencillo acceder a películas diferentes sin necesidad de acudir a festivales. A principios de año, por ejemplo, leí por casualidad el artículo sobre la nueva película de Shane Carruth, Upstream Color, en mi lector de feeds: "Shane Carruth’s ‘Upstream Color’ is a trippy, sci-fi take on the forces that bind us together". En el artículo se menciona su anterior película, Primer, así que decidí empezar por el principio y echarle un vistazo. Como antes, bastan unas pocas búsquedas por internet para dar con diversas fuentes desde donde obtener la película. También habría visto "Upstream Color" si no hubiera fallado el disco de uno de mis equipos de casa... Así que, al descubrir "Upstream Color" en la programación de Sitges -nueve meses después de leer sobre ella en The Verge- no siento la sensación de "descubrir", de encontrar "algo completamente diferente y original". Y por supuesto, no tengo ningunas ganas de pagar 10 euros por ver la película.
Me atrae mucho más la idea de montar un "festival alternativo", quedando en casa de alguien y ver películas "a lo loco", tal y como hicimos para quitarnos el mal sabor de boca de Twixt con "Gantz" (que no resultó tampoco una experiencia positiva). Al menos, después de ver una película como Trollhunter puedes navegar por internet para descubrir que se trata, simplemente, de que no tienes el background adecuado (que sí tienen los noruegos).
Otro problema del Festival de Sitges, como potencial espectador son los horarios; en muchos casos una película se proyecta exclusivamente un día, primero en sesión de mañana -difícil, si trabajas- y por la tarde/noche. Si ese día, por cualquier motivo, no puedes acudir, no hay más opciones; al menos, en el festival. Como, debido al incremento en los precios de las entradas tengo que elegir ver sólo una -y no varias, como hacía antes- hace que todavía sea más difícil lanzarse a la aventura y "probar". Eso es lo que me pasó el año pasado: tuve que descartar "Sightseers" por horarios... Así que fui a ver "Robot & Frank" con mi pareja, y vi en casa "Sightseers", junto con "Looper" mucho después (cosas de mi madre, a la que le encanta Bruce Willis, Segal y todos los que reparten manporrazos). "Seven Psycopaths" todavía la tengo pendiente y la de "Proyecto Dinosaurio", pese a que la he visto "disponible", no me convence ni gratis... Otras posibles candidatas de años anteriores, como "Attack the block" las he visto pasar por las carteleras, de nuevo, sin que la pantalla grande y los decibelios de la sala de cine me "animaran" a entrar a verlas.
También debo decir que este año hay actividades gratuitas que pueden resultar un complemento interesante a la "excursión" hasta Sitges, como proyecciones de cortos o el estreno de la cuarta temporada de "The walking dead", si eres de los que le gustan los zombies.
Sea como sea, el Festival de Sitges está, de nuevo, a punto de abrir sus puertas.
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